Trasplantar heces de una persona a otra. Imaginarlo puede revolver el estómago, pero de hecho, es una operación que salva vidas.
Algunos médicos están usando este procedimiento para repoblar el intestino con bacterias sanas, que pueden reducirse como causa de algunas enfermedades.
El doctor Alisdair MacConnachie cree que es el único médico de Reino Unido que lleva a cabo el procedimiento, para tratar la infección de Clostridium difficile.
Dice que debería ser usado, pero solo como último recurso.
La lógica es simple.
La infección de C. difficile surge cuando los antibióticos destruyen grandes cantidades de bacterias en el intestino. Le da a las bacterias C. difficile sobrevivientes espacio para multiplicarse y producir masas de toxinas que producen diarrea y pueden ser fatídicas.
El primer remedio, suministrar antibióticos al paciente, no siempre funciona y algunos sufren infecciones recurrentes.
La teoría del trasplante de heces consiste en que al añadir más bacterias al intestino, estas competirán con las bacterias C. difficile y controlarán la infección.
El doctor MacConnhachie, adscrito al Hospital General Gartnavel de Glasgow, ha realizado 20 operaciones de este tipo desde su primera en 2003.
"Al final, todos los pacientes a los que he tratado excepto uno se han curado de la infección", asegura.
El procedimiento
Si no funcionan los tratamientos comunes, al paciente se le recetan antibióticos hasta la noche de antes de la operación.
La mañana de la operación, el donante llega al hospital y produce una muestra.
Se prefiere que el donante sea familiar y que resida con el paciente porque es más probable que tengan la misma flora intestinal al comer el mismo tipo de comida y vivir en el mismo ambiente.
El personal médico toma 30 gramos de heces y lo mezclan en una batidora con agua salada. Luego es vertido a través de un filtro de café y el resultado es una sustancia muy acuosa.