TENSIÓN EN CAJAMARCA

Este jueves, unos 6 mil pobladores se reunieron en la capital del departamento y en el pueblo donde se pretende realizar el proyecto Conga. "El agua no se vende, se defiende", gritaban los manifestantes

Al menos 6 mil personas se congregaron en la plaza principal de la ciudad de Cajamarca, homónima capital del departamento, mientras unas 4 mil más lo hicieron en la laguna El Perol, en la que supuestamente se centran los mayores riesgos de impacto ambiental.

"El agua no se vende, el agua se defiende", gritaban los manifestantes, que le reprochaban al presidente Ollanta Humala por supuestamente no cumplir su promesa de campaña de evitar que continúe el daño de los recursos hídricos por parte de la minería.

"Más de 800 manantiales de agua, más de 100 captaciones de agua para el consumo humano, más de 20 canales de riego que hacen posible la agricultura y la ganadería y la empresa minera Yanacocha va a destruir todas estas fuentes", se quejó el campesino Milton Sánchez.

"Ollanta se vendió a las trasnacionales. Seguimos siendo el departamento más pobre. ¿De qué nos han servido 18 años de minería? Oro no queremos, queremos que no nos contaminen el agua", declaró el dirigente cívico Edwin Narro.

Cajamarca esta ubicado en la sierra norte del Perú y tiene más de 1,5 millones de habitantes. Existe la convicción de que el proyecto Conga acarreará daños ecológicos irreversibles, por lo que los líderes, encabezados por el presidente regional, Gregorio Santos, se niegan a cualquier salida distinta a la de la cancelación del proyecto.

El gobierno de Ollanta Humala, no obstante, lo apoya y considera que el estudio de impacto ambiental que lo acompaña es correcto. Conga es de la estadounidense-peruana Yanacocha, que ya tiene en Cajamarca la mayor mina de oro de Sudamérica y que asegura que el nuevo punto de explotación le dejará al departamento al menos 800 millones de dólares por canon y regalías.

En el departamento de Cajamarca, la mayoría de los comercios están paralizado, el transporte restringido y las clases, suspendidas, en especial en la capital y en el pueblo de Celendín, donde está Conga.

"Pensamos que este paro va a ser pacífico, esperamos que no se desborde", declaró el ministro del Interior, Oscar Valdés, quien aseguró que se han tomado medidas y que quienes cometan acciones violentas serán arrestados.

"Es un pueblo que está confundido, porque le han dado una serie de versiones por el agua", añadió el funcionario.

Para el Gobierno y analistas de derecha, la huelga persigue objetivos políticos, lo que respaldan en que entre los líderes hay personas de trayectoria izquierdista radical, como Santos, del partido maoísta Patria Roja.

Los analistas temen que una huelga indefinida derive en violencia, en lo que representa el primer gran reto de esas características para el Gobierno de Humala, que durante las elecciones mostró ser de tendencia centroizquierdista y que ya enfrentó movilizaciones en contra de las mineras, pero de menor trascendencia.

En el Perú, país esencialmente minero, ha surgido en los últimos años oposición a la actividad por los daños ecológicos.

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