NO QUIERE RENUNCIAR



Ayer reapareció en el Congreso y participó en las comisiones de Constitución y Justicia. Finalmente, respondió al presidente Humala a través de comunicado.
Rocío Maldonado.

No renuncia. Se tomó dos días para responder a la exhortación del presidente de la República Ollanta Humala de “dar un paso al costado” y finalmente –a través de un comunicado– anunció que no dimitirá a su cargo en el Ejecutivo por considerarse inocente de la acusación de haber promovido un desalojo en la azucarera Andahuasi para favorecer al grupo Wong.

“Considero que no es pertinente formular renuncia a tal investidura (la segunda vicepresidencia de la República) dado que soy inocente de los cargos atribuidos”, expresó Chehade Moya en la comunicación enviada a las redacciones de los medios de comunicación, a las 6 de la tarde.

Chehade refirió que, en atención a la sugerencia del presidente Humala, ha decidido que mientras duren las investigaciones en la Fiscalía y el Congreso, “de llegar el caso” no ejercerá las funciones de segundo vicepresidente de la República, quedando expedito el camino para que las asuma el presidente del Congreso.

El segundo vicepresidente culmina el escrito dando por sentado que su inocencia será confirmada, “pese al cargamontón mediático y linchamiento político”.

Y aunque según abogados constitucionalistas, políticos de oposición y hasta de su propio partido, a Chehade no le quedaba otro camino que la renuncia a la vicepresidencia, el comportamiento que tuvo durante todo el día de ayer hacía prever que no renunciaría a la posibilidad que tiene de reemplazar en el cargo a Ollanta Humala.

Como si nada pasara y justo en el día de su cumpleaños número 41, Chehade Moya reapareció en el Parlamento a las 9:25 de la mañana para participar en la sesión de la Comisión de Constitución.

Fuertemente resguardado ingresó al Congreso sin responder a la prensa que le inquiría por la exhortación del presidente Humala. Mantuvo el mismo silencio cuando en la sesión de Constitución, en la que su incomodidad era evidente, la legisladora fujimorista Luz Salgado le pidió una respuesta.

A su salida de esa sesión lució sarcástico, e ignorando las preguntas de la prensa expresó que era “el mejor cumpleaños” que pasaba. Sin detenerse abordó su camioneta, desde donde anunció que emitiría un comunicado en la tarde.

A las 3 p.m., Chehade regresó al Parlamento para participar en la sesión de la Comisión de Justicia. Al salir se repitió el caos de la mañana.
El presidente Ollanta Humala, que estaba en viaje oficial en Colombia, no se salvó de ser interrogado por la situación de Chehade.
“Los temas de carácter nacional los contesto en el Perú”, fue su respuesta a la prensa internacional.

Samuel Abad Yupanqui
Abogado constitucionalista

Dadas las circunstancias, y en la lógica que el presidente Ollanta Humala no le ha ofrecido su respaldo y tampoco lo puede destituir, la salida más inmediata que se esperaba de Omar Chehade era la renuncia a la vicepresidencia por toda la connotación política y afectación a la imagen del gobierno. Pero la renuncia es voluntaria y una decisión personal, no lo pueden obligar. Además, más que un asunto jurídico, es un asunto político. Él ha optado por una salida peculiar que no es renunciar y tendrá que asumir las consecuencias que serán políticas y no jurídicas. A mi juicio no es la mejor opción, y creo que lo más razonable hubiera sido que renunciara a un cargo que eventualmente ya no podría ejercer.

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