En diálogo con elcomercio.pe, el congresista Jaime Delgado confía en que colegios no exigirán comprar libros desechables
Tras conocerse que las editoriales y algunos colegios aún mantenían acuerdos bajo la mesa para beneficiarse de la venta de “libros desechables”, la Comisión Permanente del Congreso de la República aprobó hoy en primera instancia un proyecto de ley que protege a los padres de familia. La iniciativa del legislador de Gana Perú Jaime Delgado prohíbe a los centros educativos exigir la compra de textos escolares de una determinada empresa.
En diálogo con elcomercio.pe, Delgado explicó que el proyecto también señala que los alumnos tienen el derecho de utilizar libros de consulta o material de estudio. “La editoriales tienen que entender la situación y tendrán que rediseñar sus contenidos y hacer textos con un sentido de permanencia en el tiempo”, añadió.
El año pasado ya había una directiva para la venta de textos escolares. ¿En qué se diferencia este proyecto y cuáles son sus alcances?
El año pasado la ley no prohibía que te impongan libros descartables. Lo que se creó en esa ocasión fue un observatorio de precios, pero no se fue al fondo del asunto. No se estableció la prohibición expresa de hacer un direccionamiento a partir del beneficio económico para los colegios, directores y profesores. Ahora se ha tipificado claramente la infracción.
Además, se ha reconocido el derecho de los alumnos de usar textos escolares de segunda mano. El colegio no puede obligar textos con páginas para ser rellenadas por una sola vez, es decir, desechable.
¿En adelante cuál será la participación de los padres en la elección de los libros? ¿Cómo sabrán si se les está cobrando de más?
Los padres de familia van a tener que participar en los procesos de selección de textos. Cuando el colegio decida elegir un determinado libro tendrá que convocar a una junta de padres, a fin de explicar los motivos por los que elegirán tal o cual material. Los padres tienen que saber cuáles son los precios, porque los ofrecimientos de las editoriales deben beneficiarlos a ellos y no al director o profesor.
La mayoría de libros impresos por las editoriales son para rellenar solo una vez.
Sí y las empresas pueden seguir produciendo estos libros. Lo que establece el proyecto de ley es que los colegios no pueden imponer el uso de estos textos. La idea es usar el material usado por los hermanos mayores, como siempre se ha estilado en nuestro país. Hace unos años, las editoriales inventaron la excusa perfecta para que todos los años, los padres compren libros nuevos.
La norma también establece que los centros educativos deben promover bancos de libros y tendrán responsabilidad junto a las empresas si incurren en este tipo de prácticas (imponer determinado texto).
Si un colegio no cumple con esta ley y sigue ‘sugiriendo’ de manera arbitraria a los padres que libros comprar. ¿Qué sanciones recibirán estos centros y sus autoridades?
Si el centro de educativo es privado, la sanción será hasta el 450 UIT (1 millón 620 mil soles) y como medida más drástica sería clausurado al igual que las editoriales. En caso el colegio sea público se podría destituir al director y al profesor del aula que solicitaron los textos.
¿Cuándo se promulgaría esta norma? ¿Sería antes del inicio de clases?
La Comisión Permanente la aprobó esta mañana y lo más probable es que la Junta de Portavoces la exonere de una segunda votación. Puede que mañana o pasado ya esté en Palacio de Gobierno y, por lo escrito hoy por el presidente Ollanta Humala en su Twitter, estoy seguro que será promulgada a la brevedad. Es posible que sea antes del inicio de clases.
Además de las denuncias por los textos escolares también existen acusaciones por útiles y uniformes. ¿Qué medidas se tomarán?
El Indecopi va a tener que actuar de inmediato e iniciar proceso a los colegios que en sus listas de útiles consignen las marcas de los materiales. Los centros educativos se deben abstener de inducir a los padres a comprar determinadas marcas, porque el rol de los colegios es brindar servicios educativos y no otro.
Su propuesta se puede caer si las editoriales solo producen libros para rellenar solo una vez.
Las editoriales van a tener que entender y tendrán que rediseñar sus contenidos y hacer textos con un sentido de permanencia en el tiempo, como siempre fue en nuestro país, de tal manera que el libro dure cuatro años.
