OTRA BOMBA DE TIEMPO "OSITRAN "



por Herbert Mujica Rojas

Ni las condenables muertes acontecidas en Celendín ni la repudiable detención violenta de Marco Arana en Cajamarca, pueden –ni debe permitirse- ocultar que el gobierno de Ollanta Humala sigue empeñado en el proceso de selección para presidente de Ositran lo que a mi juicio y razonamientos expuestos en textos anteriores, es una genuina ¡bomba de tiempo!

El periodismo hace mutis como es su costumbre inveterada, en Perú sólo la sangre y el morbo concitan o generan lo que se llama “noticia”. Entonces lo que ocurra con las reguladoras, verbi gracia Ositran y Osiptel, se pasa por alto, se ningunea y se hace patética la punible inadvertencia de lo que está en juego.

Un profesional poco idóneo en Ositran u Osiptel puede llevar a situaciones de altísima comisión de inmoralidades, robos, estafas y monras en detrimento del Perú, no sólo en este quinquenio de Humala, sino para los próximos lustros.

¿Sabe acaso la nación y la opinión pública cómo se podrían manejar imperfecta e ilegalmente las concesiones a cargo de OSITRAN? Este regulador tendrá que supervisar la ejecución de compromisos de inversión por casi $ 6,000,000,000 en un primer momento, cifra que de seguro será incrementada según la política de promoción del propio gobierno, en nuevas concesiones o en mayores compromisos en las existentes.

Observemos los nichos pasibles o modalidades de corrupción:

1) Reconocimiento indebido de inversiones: los concesionarios tienen la obligación de invertir determinados montos en obras precisas, pero también hacen inversiones voluntarias, de acuerdo a sus contratos con el Estado; pues bien, el regulador le aprueba cifras de las segundas como si fueran de las primeras y así, aparentemente, se está cumpliendo el contrato de concesión.

2) Rebaja de sanciones: si el concesionario incumple sus obligaciones contractuales, debe ser sancionado conforme lo dispone el Reglamento de Infracciones y Sanciones, por ejemplo, con multas que pueden llegar a cifras importantes; pues bien, se cambia la calificación de la falta, digamos de Muy Grave a Leve y asunto resuelto.

3) Selección de Supervisores: el regulador tiene la posibilidad de tercerizar la supervisión de obras por parte de los concesionarios, por lo que aquéllos reciben ingentes cantidades de dinero por períodos largos de tiempo. Se supone que la selección del Supervisor pasa por un proceso transparente (¿tanto como el de presidente para OSITRAN?), pero ¿qué pasa si las bases de los procesos ya están direccionadas y se sabe desde antes quién será el ganador? Esta "empatía" seleccionador-supervisor complica luego que el regulador evalúe convenientemente la labor del supervisor, siendo un aliciente para una tarea discutible de éste.

Es claro entonces, que al frente de un regulador debe estar un profesional preparado y, sobre todo honesto, sin mancha previa en su trayectoria laboral y personal, para que de esta forma las inversiones sean las que deban ser y, finalmente, las tarifas que nos afectan a todos sean las correctas, porque si algo en la cadena de determinación de precios funciona mal, el resultado del valor final del servicio estará igualmente alterado.

El presupuesto de Ositran para este Ejercicio supera en poco los 38 millones de Nuevos Soles, y aunque por ser fondos de todos deben ser igualmente bien utilizados, es por las actividades propias del regulador que la decisión del gobierno de poner a un inamovible funcionario por cinco años al frente del mismo, debiera ser meditada y concluirse en la anulación de este proceso.

El caso de Osiptel resulta igualmente, por lo menos extraño, los tres finalistas de la primera convocatoria fueron eliminados. Ahora en la malhadada prueba escrita y quien no la superó en esa oportunidad es una finalista con nota sobresaliente: Martha Linares Barrantes, actual presidenta (e) de esa entidad.

¿Y qué ocurre si el nuevo o nueva presidente de Osiptel es simpatizante de la controvertida y muy desprestigiada empresa ibérica Telefónica? ¿No se sabe acaso que están procurando por todos los medios, la renovación de sus contratos de concesión? Y estos peninsulares ¡no dan puntada sin hilo!

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